Hombre iluso que partiste
tras adinerada señora,
pues al dejarla su marido
por una hermosa doncella,
fuiste a darle consuelo
y te prendaste de ella.
De sus lágrimas de duelo,
de su enojo de desprecio,
de su angustia trémula y pálida,
de su soledad de aprecio.
De su infame boca
que se robó tus besos,
de su mirar de ensueño
de ser poseída por otro dueño.
Y caíste en sus redes
con mirar de ¡No me olvides!
y te embrujó con su aliento...
dejándote aún más sediento,
y te la bebiste a besos
saciándote de sus sentires traviesos,
y te llevó al paraíso deseado
en impulso provocado.
Más luego de poco tiempo...
cómo amor de pobre y dinero
de la mano nunca van,
era vuestro amor furtivo,
y el éxtasis perenne que soñaste
se perdió en un instante fugitivo.
y te quedaste solo y mohíno,
y angustiado y disgustado
como si fueras un niño...
ilusionado con ternezas.
y así perdiste el gran amor
de quien otrora
perdonaba tus flaquezas,
de tu abnegada esposa
que te amaba con locura,
que al saberte de otra
partió triste y con amargura
al bruno espacio de la fosa
y hoy de rodillas
frente a su lápida yerta,
suplicante ruegas
¡OH Dios!
¡Devuélveme a mi muerta!.
YALI
Derechos de autor: 10-353-75
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