Ahora que ya soy abuela
corroe mi alma la tristeza
de no haber dado a mis hijos
caricias y terneza.
De haber sido tan dura
y no haberme permitido
disfrutar de su dulzura.
De haberlos regañado
por ínfima fruslería,
de haberme enojado
hasta castigarlos
y disminuír su alegría.
Por eso hoy con sabias palabras
digo esta absurda verdad:
"Primero debí ser abuela
y luego mamá".
YALI
Derechos de autor: 10-228-177
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