Llegué como un regalo a tus manitas,
de felicidad tus ojos brillaron,
tus diminutos brazos me abrazaron
y fuí desde entonces tu muñequita.
Al clarear el día me despertaban
en mi pelo de lana tus manitas,
haciéndome bucles, trenzas y colitas,
que felíz a pasar el día me animaban.
En tu vida de niña era importante,
siempre estaba entre tus planes y juegos
y me cuidabas con gran esmero.
Pero un día fatal, no vacilante
una linda Barbie recibiste, y... luego,
sin dolor ¡me arrojaste al basurero!.
YALI
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