Vagando por la vida cual peregrino,
mis lerdos pasos se tornan inciertos
y los parajes se vuelven desiertos
cuando a la tierra mis huellas atino.
Ajeno al mundo y a mi destino,
en soledad latente despierto
y mi cuerpo lo siento cubierto
de sol ardiente que alumbra el camino.
Más en el ocaso la noche escondida,
soñolienta aparece con dulce saña
presta a cubrirme con su negro manto.
Y las tinieblas se llevan mi vida
peñasco tras peñasco hasta la montaña
desde donde vislumbro el campo santo.
YALI
Derechos de autor: 10-344-449
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