El tenue ocaso umbrío
ya linda el horizonte
y deja ver la silueta
informe de los montes.
Se torna el campo
en plácido sosiego
y va lerdo al descanso
el exhausto labriego.
Se escucha el rumor del río,
de la noche ya es el dueño,
es la hora del apacible reposo
y el ave vuela al sueño.
La brisa con su soplo
los árboles agita
y es como una caricia
de melodía infinita.
En la penumbra vaga
luciérnagas palpitan
y en el inmenso cielo
las estrellas se agitan.
Ya todo está en calma,
quedo y aletargado
y mi corazón palpitante...
en versos embriagado.
¡Noche sombría!
amo tu luna tibia
y tus estrellas en lejanía,
respiro en soledad
en la paz de tu seno profundo
y acunada en estos versos
¡Me olvido hasta del mundo!.
YALI
Derechos de autor: 10-344-499
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