Ya expira el esplendoroso día,
su tenue luz se escurre
entre mis dedos,
las aves han desaparecido
como por encanto
y su trinar ha volado al cielo.
El tiempo implacable arrebata
los últimos rayos de luz
y despiadada me abraza
la noche oscura y fría.
El gélido viento
envuelve mi mente
y se lleva entre sus manos
mi pensamiento confuso
al destello tenue en el infinito
de estrellas profuso.
Se duerme mi aliento
y arrullo en mis brazos
la noche que nace...
para morir luego
en otro día sediento.
YALI
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