miércoles, 17 de octubre de 2012

SENTENCIA DE MUERTE




¡Había llegado la hora de la verdad!.

El verdugo con firme expresión
y decidido desprecio de mi sufrimiento,
con cara de ángel aprovechó el momento
e inmisericorde dictó mi sanción.

¡Perdí mi sentido en agonía de muerte!
selló mi destino con mortal locución,
pronunció mi nombre con indignación
y llevó mi vida a la peor suerte.

En ese instante de dolor delirante
de mis labios que parecían un capullo,
mi voz fundida con suave murmullo
pedía perdón con ansia clamante.

Y como nota musical subrepticiamente,
imaginé el descanso que hallaría en la tumba,
en la fría, lóbrega y sombría catacumba,
que la idea de vida desvanecía en mi mente.

YALI
Derechos de autor:  10-228-213

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