jueves, 11 de octubre de 2012

HIJO DEL DESIERTO





Alelada mirando el desierto
bajo los rayos del disco de fuego
inclino mi frente para luego
escuchar el murmullo del viento.

Pero el céfiro trae tan solo
la aflicción acerba de las penas
de tribus acunadas en sus arenas
que ven de su yermo el dolo.

Tú, hijo del vasto desierto,
con fiebre quemando tus ojos
y rostro que esculpe la quimera,

no dejas con tu corazón abierto
que veamos tus despojos,
brindando una sonrisa mañanera.

YALI
Derechos de autor:  10-228-208

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