Amados hijos... Al morir nada les dejaré,
ni tesoros, ni dinero, ni propiedades,
tan solo los instantes de nimiedades
que desde que nacieron con todos pasé.
Sabrán que fueron mi mayor tesoro,
mi única herencia para el mundo
y que allí en fosa muy profundo,
su existir digno siempre añoro.
De acuerdo a sus convicciones
que su vivir siempre sea feliz
y que no se queden sin matiz
con actuar de malas acciones.
A su alrededor girará el mundo
si hay afinidad entre su actuar y su interior,
admiren siempre la obra del creador
y agradezcan en lo más profundo.
Súmense a la grandeza de la creación,
crezcan, aprendan y luchen con pasión
por quienes viven en marginación,
en el olvido, entre miseria y desesperación.
Ya que su suerte ha sido mejor,
sean paladines de la injusticia,
no guarden en sí la malicia,
busquen el bien y alejen el dolor.
Disfruten dando gracias cada día
por todo lo que Dios les concede,
con tan solo una oración breve
Él les bendecirá con valía.
Y cuando inerme en yacija,
apagado de mi corazón el latido
quieran echar todo al olvido
en una desvencijada valija,
espero que este mensaje de amor
les permita darme las gracias
por enseñarles a vivir sin falacias
llenando sus vidas de honor.
Bríndenme por ofrenda una sonrisa,
que en el lugar donde me encuentre
se iluminará mi dormida frente,
con su suave roce, en dulce caricia.
YALI
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