¡Que corto es el camino!
Se llega al espacio iluminado,
se siente el abrazo deseado
sin saber nada del destino.
A cuatro patas se avanza
y no se conoce de esperanza,
ni de tristeza, ni de sueño alado.
Se llega a la niñez
sin disfrutar del paisaje,
sin detenernos en un paraje
como si en tren bala se viajara.
pronto estamos en la estación
y ya es la adolescencia,
revuelta nuestra mente
y todos los sentimientos
nos hacen perder conciencia.
Y brota el amor desmedido
que a la gloria nos puede llevar,
o al infierno aborrecido.
se vive, se goza y se sufre
y una tenue luz
nos puede alumbrar el camino.
Ya es el arduo trabajar,
las preocupaciones, los anhelos,
el luchar por todos los sueños,
la pareja, los hijos, la casa,
y el futuro, poder despejar.
¡Algunos quizá se cumplan,
otros en espejismo quedarán!
pero siempre se luchará
por tratar de alcanzarlos.
Se pasa tan pronto la vida
que ya nos sentimos viejos,
los nietos nos acompañan,
pero pronto nuestros hijos
con ellos se alejan
dejándonos muy perplejos.
¡Tendremos suerte si una alegría...
con su recuerdo nos dan!
Y llega la hora del dolor,
de despedir a ese ser amado
que nos acompañó toda la vida
y se apagan nuestros sueños,
en Pegaso vuela la alegría
y nos miramos al espejo
tratando de hallar compañía.
¡Ya todo ha pasado!,
solo nos queda esperar
el milagro deseado,
que cuando pare el tic tac,
¡Haya alguien a nuestro lado!.
YALI
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