Una eternidad su hijo en cautiverio,
noches de insomnio soñando despierta
con abrazarlo y tenerlo cerca,
sin intuir el final de su martirio.
Desde hace ocho años la madre clamaba
por el viviente cuerpo de su hijo;
su vida convertida en acertijo,
a la guerrilla nada le importaba.
Siempre las promesas de entregarlo
de alguna forma se derrumbaban,
dejando a la afligida madre abatida.
Y por última vez pudo arrullarlo
con lágrimas que al ataúd rodaban,
susurrando un requiem por su partida.
YALI
Derechos de autor: 10-254-336
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