Dice la leyenda dorada:
que en el monte de la calavera
al excavar bajo el templo de Venus
tres cruces fueron halladas.
Con fe todos imaginaron
que eran las de los dos ladrones
y la de Cristo crucificado.
Al no haber seguridad de ello,
Helena de Constantinopla
hizo traer a un hombre muerto
y al ponerlo sobre la cruz
el hálito de vida a él volvió,
dando seguridad de que era
en la que Jesús murió.
En aquel lugar
un fastuoso templo se construyó
y la reliquia sagrada
guardada en él perduró.
Pero Cosroes II, rey persa,
tomó Jerusalén y la cruz se llevó.
En símbolo de desprecio
a la religión cristiana,
bajo los pies de su trono
la Vera Cruz pisoteó.
Tras quince años de luchas
Heraclio lo venció
y en ceremonia célebre
del año 628, el 14 de septiembre,
a Jerusalén, la Vera Cruz
para siempre regresó.
YALI
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